Debo confesarlo: aunque la publicidad me abrazó con fervor como diseñador gráfico, hallaba un placer casi subversivo al escribir guiones. Y es que el abecedario, en su forma escrita, opera con la misma lógica visual que un diseño. Desde el “Gallinero de Animación” de Pura KaSaka, este descubrimiento me llevó a una convicción: la ruta más certera para edificar una marca es narrar una historia extraordinaria. Pero el verdadero trueno no reside en la historia en sí, sino en el lenguaje para comunicarla una y otra vez, siempre diferente, siempre viva.
El Abecedario de la Marca
El reto, el verdadero nudo de contar una buena historia, no es la anécdota, sino el idioma visual y narrativo que se articula para que esa historia resuene con coherencia y se multiplique con ingenio. A lo largo de mi trayectoria, esta búsqueda me ha llevado ha explorar cómo forjar estos lenguajes de marca de maneras cada vez más ágiles y profundas. Así fue como la Inteligencia Artificial dejó de ser un eco lejano para convertirse en una presencia tangible en mi proceso creativo, una aliada voraz.
Animación Potenciada con IA
Percibo la Inteligencia Artificial no como una simple herramienta, sino como una potentísima infraestructura de trabajo. Si bien el alma y la concepción de un lenguaje de marca deben, ineludiblemente, manar del talento humano, su despliegue y desarrollo albergan procesos que la animación potenciada con IA puede optimizar mediante la automatización supervisada. Hace unos meses, puse esto a prueba con una serie de microhistorias para ‘Pura KaSaka’, concebidas y ejecutadas utilizando exclusivamente IA: desde la generación de ideas y el perfeccionamiento de guiones con LLMs entrenados con data específica de la marca, hasta la creación de bocetos visuales y la producción de vídeo mediante prompts cuidadosamente diseñados y ajustados.
Este flujo de trabajo, replicado con variaciones para cada microhistoria, resultó en una reducción extraordinaria de tiempo y recursos, algo difícil de imaginar antes. Es crucial ser críticos y reconocer que la IA es un territorio aún en exploración. Como técnica, con una dirección de arte lúcida y un entendimiento de sus fronteras, nos brinda posibilidades perfectas. Como herramienta, su amplitud es innegable. Pero como infraestructura para la automatización, especialmente con conocimiento personalizado, su potencial es, sencillamente, un lujo.
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